CERES denuncia los obstáculos que enfrentan las mujeres rurales y refuerza su compromiso con el acompañamiento y el relevo generacional
En el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, Inmaculada Ibáñez, agricultora en Almería y presidenta de CERES NACIONAL (Confederación de Mujeres del Mundo Rural, integrada en COAG), ha reivindicado el papel esencial de las mujeres que viven y trabajan en el medio rural, y ha denunciado las barreras burocráticas, económicas y sociales que aún dificultan su plena incorporación y reconocimiento.
Desde CERES, organización que asesora y acompaña a mujeres rurales en todo el territorio, se ha puesto el foco en la ley de titularidad compartida, que nació precisamente para corregir la invisibilidad de muchas mujeres en las explotaciones agrarias. “En demasiados casos, la empresa sigue figurando únicamente a nombre de la pareja, y la mujer no consta. CERES está ahí para informar y acompañar en los trámites que permiten compartir legalmente la titularidad”, ha señalado Ibáñez. No obstante, ha advertido que los plazos administrativos son excesivamente largos, lo que retrasa la incorporación efectiva de las mujeres al campo.
Durante la jornada, CERES presentó su nuevo proyecto de comunicación para la visibilidad de las mujeres rurales, lanzado el pasado 23 de septiembre en Madrid. Este proyecto contempla varias líneas de acción, entre ellas el “amadrinamiento” entre mujeres veteranas y jóvenes que se incorporan al sector, con el objetivo de facilitar el relevo generacional y fortalecer el tejido rural femenino.
Ibáñez también ha destacado las dificultades de acceso a la tierra y a la financiación, que afectan tanto a mujeres como a hombres, pero que se agravan en el caso de las emprendedoras rurales. “Las empresas creadas por mujeres suelen ser más pequeñas, artesanales y duraderas. Generan economía circular y fijan población en el territorio. Cuando se queda una mujer, se queda una familia”, ha afirmado.
A pesar de la falta de servicios en muchos pueblos, Ibáñez ha subrayado que el medio rural ofrece oportunidades únicas de calidad de vida, como el acceso a vivienda y entornos seguros para la crianza. “Necesitamos reactivar la población y decir con firmeza: quiero vivir en el pueblo”, ha declarado.
Por último, ha celebrado el creciente protagonismo de las mujeres en el cooperativismo agrario, lo que permite una mayor representación en los órganos de decisión. También ha valorado positivamente el aumento de la visibilidad de las explotaciones agrarias gestionadas por mujeres, especialmente en zonas costeras.
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